domingo, 5 de enero de 2014

'Jugábamos a conjugar verbos con pronombres inadecuados a fin de hacerlos nuestros y sentir que tocábamos la libertad de expresión. Utilizábamos plumas de ave como separadores de páginas y pasábamos tardes leyendo historias hasta altas horas de la noche. Tú lo hacías con tus gafas de aviador, mientras que yo siempre elevaba el libro entre mis manos a una distancia que tú considerabas exagerada.

Así fue como, a pesar de estar recluidos en un pequeño apartamento de alquiler, nos dejábamos llevar por la corriente polar de los sueños literarios, aquellos que vuelan tan alto que te depositan muy lejos de la realidad.'

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